El agujero antártico se ha reducido en 4 millones de km². Desde la prohibición a través del protocolo de Montreal del uso de compuestos orgánicos clorados (clorofluorocarbonos, CFC) que se usaban en la limpieza en seco, los aerosoles, los productos de limpieza y los desodorantes, la sustitución de estos compuestos por otros igual de eficaces pero inocuos para la atmosfera ha resultado de importancia capital.

Las evidencias muestran ahora que la causa principal de la alteración positiva, ha sido la prohibición de estos compuestos, y la evolución tecnológica de los productos de limpieza, así como la sustitución del uso de los mismos por aguas modificadas electroquímicamente, cuyo uso se ha impuesto ya en muchos países.

La perdida de ozono tiene unos efectos directos sobre la salud, porque ese gas es, en las capas altas de la atmosfera la protección natural más importante contra la radiación ultravioleta de la luz solar, que causa cáncer de piel, cataratas y daños en el sistema inmune. El inicio de su recuperación es una noticia positiva.